En los Estados Unidos, desde el 2005 a la fecha se ha ido develando una discutible práctica de ciertos laboratorios, quienes perciben enormes utilidades por la venta de medicamentos originales a los usuarios. Estos medicamentos, denominados “originales” o “innovadores”, usualmente se encuentran amparados en una patente próxima a vencer o cuya validez está siendo sometida a escrutinio por las autoridades de propiedad intelectual competentes.Según cierta evidencia, el “Pay-for-Delay” o “Pago por Retrasar”, pareciera haber inflado el precio de los tratamientos de diversas enfermedades de forma considerable.En términos simples, el acuerdo de Pago por Retrasar consiste en que la compañía que es titular del medicamento innovador le paga (o realiza alguna prestación no monetaria equivalente) a otro laboratorio para evitar ulteriores cuestionamientos a su patente y, al mismo tiempo, para atrasar el lanzamiento y venta de una droga genérica, para de esta forma poder seguir vendiendo la fórmula original a precios superiores a los que existirían en un escenario de competencia. Esta fórmula se ha usado intensivamente en Estados Unidos, principalmente como consecuencia del diseño regulatorio de la normativa sobre patentes y los incentivos que ella pone para litigar la validez de estas últimas.La Federal Trade Comission (FTC) de Estados Unidos, ha informado que más de 142 drogas lanzadas desde 2005 se han visto afectadas por estos acuerdos. Y, en general no se trata de remedios cualquiera, sino que hablamos de un rango que va de condiciones crónicas, pasando por el cáncer, enfermedades coronarias, depresión e infecciones bacteriales.El precio de estos remedios cuesta un promedio de diez veces más que sus equivalentes genéricos, pudiendo llegar a costar 33 veces más en algunos casos. Combinados, estas grandes compañías han tenido ganancias estimadas en 98 billones de dólares mientras los genéricos eran atrasados.Entre los casos más emblemáticos, por la gravedad de la enfermedad a tratar, nos encontramos con Lamictal (GlaxoSmithKline), Effexor XR (Wyeth/Pfizer), AndroGel (Salvay, Abbott), Niaspan (Abbott) entre otros. El último caso llevado por la FTC a tribunales es el de Endo, un laboratorio que comercializa los medicamentos Opana ER y Lidoderm.En Chile, la Fiscalía Nacional Económica (FNE) ha publicado recientemente un Estudio sobre eventuales abusos derivados del sistema de protección suplementaria asociado a la normativa sobre propiedad industrial (a diferencia de Estados Unidos, nuestra normativa distingue la propiedad intelectual de la industrial), lo que podría ser considerado como un primer paso para evaluar posibles infracciones al DL 211 derivados de acuerdos del tipo Pago por Retrasar. Está por verse si la FNE adoptará una estrategia proactiva para detectar, y eventualmente llevar ante el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia, casos de Pay-for-Delay.Fuentes: Link 1, 2, 3, 4 y 5.
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