16/10/2024

Hace tiempo que un álbum y una banda no me sorprendían y me gustaban tanto como Take Me Back To Eden (TMBTE) de Sleep Token.

Llegué a ellos por casualidad, mirando contenidos gratuitos en YouTube de la plataforma online de clases de batería, Drumeo. Un día me crucé con una larga entrevista a un misterioso personaje: II (Two).

De partida, me llamó la atención que fuera un músico anónimo: ocupa una máscara y, en la entrevista, utiliza un distorsionador de voz para mantener su identidad en secreto (en Internet ésta ya se reveló, al igual que el nombre de los demás miembros del grupo, pero no se mencionará acá en señal de respeto, pues la filtración fue contra su expresa voluntad).

Pero, más allá de eso, lo que realmente me impresionó fue la calidad, creatividad y precisión de II y cómo dominaba un hermoso kit DW Collector’s Series® con platillos Istambul®, fusionando con naturalidad y fluidez géneros tan diversos como el dgent, el metal, el gospel, el R&B y la electrónica. Escucharlo tocar es escuchar una diversidad de estilos, una extraña, pero al mismo tiempo armónica, síntesis de bateristas como Eric Moore, el fallecido Joey JordisonDerek Roddy.

Así que inmediatamente busqué el trabajo de Sleep Token y llegué a TMBTE (2023).

Lo he escuchado decenas de veces y no para de sorprenderme: siempre llaman mi atención detalles o sutilezas de las que antes no me había percatado.

No pretendo analizar o comentar detalladamente acá todas las canciones del álbum, sino simplemente compartir algunas ideas:

La apertura es misteriosa, incluso lenta, con una larga intro distorsionada de Chokehold, en la que la voz del cantante, Vessel, se muestra intensamente emocional, pasando luego de un breve puente a un potente coro (primero sin voz y luego con) en que la guitarra toma un protagonismo punzante.

La canción más popular del disco es The Summoning. Empieza con fuerza, haciendo uso de todo el rango extendido que entrega el uso de una guitarra de 8 cuerdas. La voz de Vessel muestra también su versatilidad pasando de un preciso uso del falsete en el coro, al grito gutural en la sección siguiente. El acompañamiento de la batería es preciso, adaptándose a los distintos estilos por los que la canción va transitando. Personalmente, me gusta particularmente la sección más pesada de la canción, en la cual II utiliza un patrón de doble bombo al mejor estilo Meshuggah. La canción también incluye una sección orquestada únicamente con sintetizadores y finalmente, un outro con un groove funk. Todo en poco más de seis minutos y medio.

En Aqua Regia, en cambio, predomina el R&B, con un delicado uso de los teclados y sintetizadores, incluyendo un breve solo que resume perfectamente la identidad de la canción.

De ahí pasamos sin escalas a Vore, una canción visceral (literalmente, considerando su temática), con un comienzo brutal, en el que II despliega toda su potencia mientras Vessel exhibe su gran control vocal con gritos desgarradores, para luego cambiar a una sección más melódica.

Varias canciones tienen un interesante uso por parte de II de su sampling pad, incorporando elementos y beats electrónicos, como GraniteThe ApparitionRain. Hay incluso una canción puramente de batería electrónica: DYWTYLM (Do You Wish That You Love Me).

El álbum también tiene canciones más melódicas, con un protagonismo del piano y teclados, especialmente en sus intros. La misma Rain y, especialmente, la canción final, Euclid, son un ejemplo notable de estilo.

Finalmente, mi canción favorita del disco es la homónima Take Me Back To Eden. Una obra épica sobre la esperanza, su frustración a través de la pérdida, y la posterior furia derivada de constatarla y no querer asumir la realidad. La canción se construye a través de una letra marcadamente poética, con una intensidad in crescendo hasta llegar a su final, en el que el protagonista descarga toda su rabia a través de un Vessel que reclama feroz pero desesperadamente: I have traveled far beyond the path of reason… Take me back to Eden, Take Me Back To Eden… No cuesta mucho empatizar con eso.

TMBTE es un álbum muy recomendable, a mi juicio, de los mejores de 2023 tanto desde lo emotivo como desde un punto de vista técnico. Quizá no sea lo que predomina hoy en la escena musical, pero bien vale la pena escucharlo de todos modos.

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