Salió a la luz hace apenas 2 semanas, y ya se habla de que es "el mayor escándalo de los últimos tiempos en la industria automotriz": la manipulación de los datos de las emisiones contaminantes de los vehículos diésel o petroleros de la compañía alemana de automóviles Volkswagen.A través de un programa informático, el vehículo detecta cuando está siendo objeto de una medición de sus emisiones contaminantes, y activa un mecanismo que disminuye la emisión de gases contaminantes, mientras que durante el funcionamiento normal del vehículo, la polución emitida por éste es mucho mayor, sobrepasando entre 10 a 40 veces los niveles de emisión de compuestos de óxido de nitrógeno permitidos por la estricta “Clean Air Act”, la ley estadounidense que regula la calidad del aire.Dicha ley, originalmente de 1963, regula el fortalecimiento de las medidas para la prevención y disminución de la contaminación atmosférica a nivel federal, y es considerada una de las primeras y más avanzadas regulaciones de la materia del mundo. Su cumplimiento es supervisado por la Agencia Estadounidense de Protección Ambiental (“EPA”), la cual notificó el 18 de septiembre del presente año a los representantes de Volkswagen en Estados Unidos de la investigación de la EPA en su contra, por la supuesta violación del título II A de la Clean Air Act, el cual contiene lo estándares de emisión y combustible de vehículos motorizados.Intentos de engañar en la medición de contaminantes de automóviles han existido prácticamente desde que existe regulación al respecto (desde los años '70). Sin embargo, la gran diferencia es que en ese entonces, los autos no eran controlados en gran parte por programas informáticos, como en este caso. Con el fin de hacer más cómoda y segura, y también menos contaminante (si se hacen bien las cosas) el uso del automóvil, éste pasó de ser un mero vehículo mecánico con un motor a combustión, a ser también un supercomputador, siempre conectado, constantemente recibiendo, procesando y enviando información; y, de cierta manera, encargado de tomar o al menos influenciar, decisiones que antes correspondían únicamente al conductor del vehículo.Ante este progresivo cambio hacia una cada vez mayor importancia e influencia de sistemas y programas informáticos, es importante tener en cuenta que ello produce también nuevas posibilidades para burlar la regulación aplicable. Sin duda la creciente automatización no es per se algo negativo, pero ha de tenerse en cuenta que a través de ella también es posible lograr manipulaciones a gran escala, como aquella de Volkswagen. Por ello, el control y la fiscalización deberían ser adaptados a esta nueva realidad, y producirse en la "vida real" y no en condiciones de laboratorio. La creación de nuevos estándares y protocolos obligatorios de los mismos programas es también esperable.Además, no debe olvidarse que, si bien la manipulación directa es ejecutada por un programa informático, en este caso existen personas, que han tomados decisiones contrarias a derecho, y las han implementado a sabiendas.En Chile existe muy poca regulación acerca del uso de sistemas informáticos con fines ilegales, estando regulados los delitos informáticos en la ley N° 19.223, que tipifica cuatro figuras penales relativas a la informática, la cual no ha sufrido modificación alguna desde que fue dictada en el año 1993. La conducta presuntamente presente en el caso Volkswagen podría caber dentro del tipo especificado en el artículo primero de esta ley, en cuanto dice que:“El que maliciosamente destruya o inutilice un sistema de tratamiento de información o sus partes o componentes, o impida, obstaculice o modifique su funcionamiento, sufrirá la pena de presidio menor en su grado medio a máximo.Si como consecuencia de estas conductas se afectaren los datos contenidos en el sistema, se aplicará la pena señalada en el inciso anterior, en su grado máximo.”En el caso Volkswagen actualmente se han iniciado varias investigaciones por parte de las instancias correspondientes en Estados Unidos, la Unión Europea, la India, Sudáfrica, Canadá y Suiza. La fiscalía alemana también ha iniciado una investigación para encontrar a las personas responsables por estos hechos, la cual actualmente está centrada en Martin Winterkorn, el CEO de Volkswagen que dejó su puesto ante el presente escándalo.Volkswagen se enfrenta a multas de hasta 18 mil millones de dólares por la violación del Clean Air Act, a lo que se suman potenciales indemnizaciones también muy cuantiosas, ante las demandas de varias asociaciones de consumidores de Estados Unidos y Canadá, entre otras.Para más información, revise el siguiente enlace y este link.Notificación de la EPA a Volkswagen aquí.
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